"TÍTERES COCINANDO" Óleo sobre tela.
"FUNERAL NATIVO"¨Óleo /tela.
"FIEBRE DE CAÑO" Óleo sobre tela. Ankud 2005
"DESCLASIFICADA" Óleo / tela.
"MIO" óleo sobre tela. Flekcha.
Caldillo de mie2 presenta un mundo distanciado donde se revelan “de pronto como extrañas y siniestras las cosas que antes nos eran conocidas y familiares”[1] ... Y me han preguntado ¿por qué tantas estufas?... “El mundo distanciado no nos permite orientarnos y nos parece absurdo.”[2]
Dicho absurdo se presenta en la deformación de los objetos, la cual surge en pos de la hibridez de los seres; el movimiento, la fluctuación insipiente nos permiten despetrificar lo que entendíamos por realidad e identidad de los sujetos. Estamos ante una invitación a la multiplicidad de interpretaciones y de posibilidades de ser. No podemos asegurar una existencia dentro de las categorías de lo denominado “real”, pues surge la mezcla de los dominios: seres en unión con objetos -Niño cocina-, objetos con extremidades –Planeo penumbra-, con bocas inquietantes; pérdida de la identidad, deformaciones de las proporciones “naturales”, y por qué no, el Horror vacui -La tribu labura-, todo el espacio pletórico, semantizado desde el color y las formas.
Caldillo de mie2, como enunciado, nos dirige metonimicamente hacia la fagocitación y el terror. Es así como en Títeres cocinando!!, los títeres, en gesto festivo –los brazos abiertos y hacia arriba, y una mueca risueña-, poseen vida y cocinan a quien supuestamente los manipula, el del rostro desconcertado. Entonces, ¿quién maneja a quién?, ¿quién es el títere?...o talvez los títeres son una extensión del deseo, es decir, hay un autococinarse. La fusión de los seres se nos repite, y con ello el miedo consiste en lo que posee o adquiere vida, en llegar a saber quién mueve los hilos o los cuerpos: ¿de quién son las manos? En una escena rodeada de aves, de gaviotas que han entrado al espacio privado, cerrado, envolviendo el “alegre” ritual.
"CHILOÉ BONSAY" Óleo / tela.
O en Cocinar al chef!!, donde se despliegan el miedo y el desconcierto desde el rostro del sujeto acallado; donde la mordaza es el signo de su desesperación, y su cuerpo mutilado, sus manos cortadas y congeladas en el acto que señalan su identidad. Ahora él es la víctima del sacrificio, y los verdugos –aparentemente niños- extienden sus cuerpos para meterlo al horno, en sospechosa posición de postración.
"MATECIANURO" Óleo /tela.
La alegoría del consumo es constante en la obra que Flekcha hoy nos ofrece. El consumo y el autoconsumo. Cuerpos cocinándose –Paleta parrilla, Congrio Rey-, araucarias que gimen en expresiones deformes. El terror de los rostros a medio cocinar, aprontándose al consumo; las bocas de seres y teteras –que también lo son- se abren desesperadas, las fauces distorsionadas en grito, sincrónicamente nos muestran la obscuridad del ser que se abre en el siniestro gesto del horror... 
La obra nos presenta otra dimensión de la apacible cocina, esa que se constituía como núcleo dentro del hogar ahora presenta lo siniestro de su función: el cocido de la carne, o la quema de los árboles; la elipsis de la llama fecunda nos remonta a una dimensión infernal: lo obscuro del cotidiano, la pérdida de la ingenuidad. La Feria ha sido intervenida ob-sc(a)ena-mente[3]: nos han puesto delante lo que “normalmente” está en la sombra: he aquí nuestros propios demonios… He ahí lo inquietante.
"EL SALÓN DEL ARTE" óleo / tela.
Finalmente, los invito a observar la puesta en abismo de El salón del arte, donde surge el no-encuentro de quienes posiblemente ocuparían las sillas reunidos entorno al calor. Lo cual, a su vez, nos hace pensar en el “salón de arte” vaciado, ese lugar institucionalizado: el museo, la galería. Nos remitimos al gesto del pintor, quien monta su imaginario en un espacio otro, resignificando los cuadros y porqué no, la Feria misma. Claro, estamos ante “la intervención artística en el territorio público”, este espacio habitado y transitado por el cotidiano, yaciente de muertos ofrecidos para próximamente ser parte del ritual chilote/alimenticio, dentro o sobre la estufa...
El observador-consumidor transita por la Feria, completa los cuadros, y crea -o más bien re-crea- la obra de arte. El contexto nos ayuda: los olores a quesos, verduras, mariscos y pescados proponen una atmósfera para el caldillo de miedos. Las moscas pululando en el espacio y posando sus patas sobre los cuadros hacen que éstos adquieran movimiento... Estos insectos observan; un elemento más para afirmar lo grotesco en la plástica de Flekcha, pues, así como en el cuadro se mezclan los dominios, aquí, la recepción la co-crean las personas, las moscas y los muertos ofrecidos.
Jannette González Pulgar
Licenciada en Lengua y Literatura Hispánica
Universidad de Chille
"CONGRIO REY" Óleo / tela.
[2] Op. Cit. Pp. 226.
[3] Étimo latino de obsceno: ob: prefijo delante de; scaena tiene dos acepciones, una que se refiere a un escernario, y otra poética o figurativa que se refiere a un lugar con sombra, obscuro.
"NIÑO COCINA" Óleo / tela.
*Felipe "Flekcha" Christensen eNcLaVe...............www.flekcha.blogspot.com
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“SER-CENA-TERRI-TORIO”
“ATRACCIÓN DE HOGUERA” http://www.atracciondehoguera.blogspot.com/
“BRUJERÍA HÍBRIDA o Efectos del Azufre” http://www.brujeriahibrida.blogspot.com/
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